se hacen cada vez más largos,
un camino
a la locura y a la realidad
que aún no ha terminado.
Se pudrió mi ave fénix
varios siglos
y aún sigue en pie;
que perfecta es la nada
que atraviesa mi entereza
y se escurre cuando
voy a matarla.
Duelen los dolores que no sanan
y le gana al delirio mi flaqueza,
saboteo mi lecho...
con el silencio
y pierdo otro abrazo
que pudo ser eterno.
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